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Historia de amor tatuado

Gracias mati_pepper de FunkyMonks:

Historia de amor tatuado

Después de 23 años, nueve álbumes y una trama de muerte, amistad y vicios, los Red Hot Chili Peppers están en la cima del mundo por primera vez.

Al menos para el imaginario rockero, no hay muchas similitudes entre Seattle y Los Angeles, las dos ciudades estadounidenses que alumbraron a Pearl Jam y Red Hot Chili Peppers, respectivamente, hacia fines de los 80. Ambos grupos portan el espíritu y el karma de las urbes de las que provienen: mientras Eddie Vedder captó la ecuación de Seattle (white trash + hard rock = grunge) y la convirtió en un proyecto a largo plazo (como no hicieron Nirvana, Soundgarden, Alice in Chains ni Stone Temple Pilots), Kiedis, Flea y el resto reinventaron el hedonismo de Hollywood, dotándolo de una calentura espiritual que de a ratos devenía en mueca desolada. Si en algún momento su legado se confundió con la indigesta avalancha ñu metal (Limp Bizkit a la cabeza), el tiempo terminó apostándolos en un parador equidistante entre Brian Wilson y Perry Farrell.
Después de años de trastornos, desarmes, adicciones y muertes, Pearl Jam y los Peppers sobreviven como los últimos grandes héroes del rock norteamericano de los 90, encaramados en el rango de las bandas clásicas. Lo que no los mató los hizo más fuertes. En estos días, Pearl Jam goza de una segunda juventud dada por una energía escénica renovada y una amplificación considerable de la voz política de Vedder en el frente cultural que se opone al gobierno de Bush. Los Chili, en tanto, parecen estar de vuelta de casi todo y, por primera vez en su historia, se adueñan de la cima de los rankings y afrontan un nuevo estado de gracia compositiva en pleno romance interno.
Las dos son referentes irreemplazables para el corazón rockero de Sudamérica. Las cuatro visitas a la Argentina de los Peppers –desde aquella presentación acalorada en Obras en tiempos de BloodSugar… hasta la conquista del Monumental circa By the Way– certifican la longevidad y la solidez del vínculo. Los dos shows inolvidables de Pearl Jam el año pasado en Ferro están lo suficientemente frescos como para que sea necesario volver a explicarlos.
Las historias de amor, pecado y redención que hay detrás de cada una hablan por sí solas. Dos relatos apasionantes que el rock & roll puede seguir escribiendo en tiempo presente.

DAVID FRICKE
El texto completo, en la edición impresa de Rolling Stone fuente www.rollingstonela.com

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