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Sobrios a las piñas

Gracias a joniblade de funkymonks:

Una nota del SI de clarin ,del 99 , esta buena .


http://www.clarin.com/suplementos/si/99-05-28/nota_1.htm

DE A UNO EN FILA, LOS RED HOT CHILI PEPPER RESPONDEN SOBRE EL PRESENTE DE UNA BANDA QUE EN EL PASADO (LOS NOVENTA) ERAN FUTURO. "DEMASIADO JOVENES PARA EL VIAGRA, DEMASIADO VIEJOS PARA TOMAR LOS HABITOS", SUELTAN.

De Divididos a Catupecu Machu pasando por Illya Kuryaki y Los Brujos, fueron una influencia decisiva en el rock nacional de los 90. Dejando atrás drogas y escándalos, reunieron a su mejor formación y aseguran estar lejos, aún, de la madurez.

En el oeste está el agite. O estuvo. En 1991, los Red Hot Chili Peppers, Faith No More y Jane's Addiction ponían patas para arriba los géneros y los estilos para dar paso a un crossover donde el rock pesado se fusionaba con el funk y el hip-hop. Paralelamente, Guns n' Roses (hechos en Los Angeles), Metallica (San Francisco) y Nirvana (Seattle) ni se imaginaban que sería la última vez que tres grupos de rock fuerte y blanco se alzarían con el Nº 1 sucesivamente. Mucho antes que Willy Crook, los Kuryaki y la MTV nos enseñaran a decir fonk, los Chili Peppers hacían fank. Su primer disco fue producido por Andy Gill, guitarrista del grupo de punk-funk marxista Gang of Four y el segundo (Freaky Styley) por el mítico George Clinton. Al funk, lo hacían del modo en que una pandilla de chicos sexópatas criados en la escena hardcore de Los Angeles (aquella de Germs, Fear y Black Flag) podía tocarlo. Combinando los lúbricos ritmos de James Brown (soul) con la velocidad de Magic Johnson (básquet), reivindicando a Jimi Hendrix (reencarnado en John Frusciante) y habilitando para la monada un reglamentario uniforme de tatuajes y bermudas, fueron únicos. De yapa, se vendieron todo con una balada ("Under the bridge"), postal de una época de intoxicaciones y tratos non-sanctos que tuvo como mártir al guitarrista Hillel Slovak.

Californication. El regreso de los hombres bermuda.
Desde aquel boom perpetrado con el disco Blood Sugar Sex Magic (1991) hasta la fecha apenas hubo un álbum en el medio: el aceptable One Hot Minute (1995) con el soberbio Dave Navarro en guitarra. Eso les alcanzó para ser una influencia notoria en el rock argentino de los noventa. Divididos, para empezar, encontró en los californianos un espejo de las características que los hicieron conocidos: bases funk para tocar hard rock con virtuosismo y al mismo tiempo actitud. Ricardo Mollo reconoce este impulso cuando dice: "Rescato la carga y vitalidad de su música. A diferencia de otros músicos, no tienen la actitud de que por ser buenos tocando no se mueven. Ellos tocan y bailan". La influencia también recaló en Illya Kuryaki & the Valderramas (circa Horno para calentar los mares, 1993) y en el rock alternativo porteño, desde Los Brujos a Catupecu Machu. Para Lee-Chi, el bajista de los disueltos Brujos, significaron "una renovación total por la mezcla de funk, rap y guitarras aceleradas. Visualmente teníamos puntos en común". Fernando Ruiz Díaz, cantante y guitarrista de Catupecu Machu, recuerda que "la primera vez que escuché Give it away sentí que era algo nuevo. Tengo ganas de escuchar el nuevo disco, aunque el primer corte no me gusta mucho." Californication, a publicarse en una semana, pone fin a otros cuatro años de espera, los mismos transcurridos entre el exitoso Blood Sugar Sex Magik y One Hot Minute.
Balanceándose entre baladas obvias como el single "Scar Tissue" (o "Under the Bridge II") y de las buenas (la sensacional "Porcelain", la mística "Savior" y la crepuscular "Road Trippin") y los funk-metal de rigor como "Around the World", "Parallel Universe" y "Purple Stain", recuperan de taquito la sangre, el azúcar y el sexo mientras Frusciante se ocupa de la magia. Conceptualmente, sostienen la idea de pintar de una manera un tanto autobiográfica su aldea madre, California, y el camino de espinas que dejaron atrás para salir del infierno. Una temática que parecen reflotar cada cuatro años, para que después nos terminemos enterando que "estaban bien pero iban mal". La música, goza de buena salud.
José Bellas

Flea John Frusciante Chad Smith Anthony Kiedis

En aquel circo del funk n' roll que armaron los Chili Peppers a mediados de los 80, a Michael Balzary le tocó el rol de una pulga (Flea) a la que nunca se logró amaestrar. El pequeño gran bajista, amo y señor del slapping, actor de cine a las órdenes de Gus Van Zant en Mi Mundo Privado (junto al desaparecido River Phoenix y Keanu Reeves) es un incorregible petardo. "Hola, como te va, como andas" saluda en castellano y sigue solo: "Estamos pasando por nuestro mejor momento en cuanto a las relaciones entre los integrantes de la banda...la química es la mejor. Los temas nos fluyen como si surgieran de geiseres gigantes."
-Estuve escuchando un tema llamado "Saviour", por ejemplo, que tiene ciertas connotaciones místicas...
-Creo que todo el álbum las tiene, hay una apertura mística, hacia otro lado. Cuando era chico, creí que todo este tipo de inquietudes me llegarían con la senilidad ¡Pero estoy como un toro! (en castellano). Eso es, podés titular mi parte así : "Demasiado jóvenes para el Viagra, demasiado viejos para tomar los hábitos".
-Entonces podemos decir que Californication es el álbum maduro de los Chili Peppers...
-¿El álbum maduro? Creo más bien que es nuestro album natural. Estamos todos muy vegetarianos. Dejamos la carne...a no ser que tengas alguna hermana para presentarnos.
-¿Qué recuerdos tenés de los años salvajes del grupo?
-Que, por ejemplo, John los sobrevivió por decirte uno grato. Y que se tuvo que ir del grupo, como recuerdo nada grato. El fue una especie de fusible del grupo, aunque las cosas siguieron desmedidas durante un rato largo...
-Esas son las causas por las que tardaron tanto entre Blood Sugar Sex Magik (1991) y One Hot Minute (1995) y Californication (1999).
-En gran parte. Y mirá que tuvimos avisos en nuestra vida. Lo de Hillel (Slovak, guitarrista que murió de sobredosis en 1988), lo de Kurt Cobain...Que puedo decirte...es mejor estar vivo. ¡Viva la vida loca! (en castellano).
-Cuando tocaron en Buenos Aires, solo con tu bajo, te pusiste a cantar una canción muy significativa: The Needle and The Damage Done (La aguja y el daño hecho) de Neil Young...
-Claro. En mi país, cuando tenés a un amigo enganchado con la heroína y viendo como su vida se va por el inodoro, se acostumbra a tocar esa canción, que además es hermosa.
-El año pasado participaste de la gira de reunión de Jane´s Addiction.¿Cómo estuvo eso?
-Increíble, fue un honor tocar con ellos de vuelta. Era una lástima que los chicos no pudieran volver a escuchar todos esos temazos en vivo. De algún modo, son como nuestros primos hermanos. O swingers: Dave Navarro estuvo un tiempo con nosotros y yo estuve con ellos.
-Entonces, no se perdió aquel leit motiv de que para ustedes hacer música es como tener sexo...
-¡Nooo!. Hacemos música con mucho amor y la variable del amor más satisfactoria es el sexo.

Tenés 22 años. Sos uno de los mejores guitarristas del mundo. Tocás en los Red Hot Chili Peppers y el éxito te sonríe. ¿Vos te irías?. "Jack Frusciante ha dejado la banda" firmó el escritor italiano Enrico Brizzi su primer best-seller, y de paso nos notificó (tarde, cambiando el "John" por "Jack" y a propósito) sobre lo que sucedió aquel junio de 1992 en plena gira australiana. Durante siete años, poco y nada se supo del joven prodigio, a excepción de dos discos solistas de modales excéntricos y maliciosos rumores sobre su salud mental. Al teléfono se lo escucha atolondrado y balbuceante por etapas, y a lo largo de Californication, inspirado como siempre.
-¿Leíste alguna vez el libro Jack Frusciante dejó la banda del italiano Enrico Brizzi...?
-Sí, me mandaron una copia...
-¿Qué te pareció ?
-Lamentablemente, no puedo leer italiano...
-Pero al menos sabrás que al personaje de la novela, tu partida de los Red Hot Chili Peppers le cambió la vida...
-Sí, es un honor...Quiero decir, la vida a mi también me cambió entonces. Fue una decisión extraña, pero me sentía agobiado. Era muy joven y toda una estrella de rock. Pero había algo mío, interiormente, que me estaba liquidando. Siempre fui un gran fan de Brian Jones, hasta que me dí cuenta que estaba siguiendo su mismo camino. Cuando caí en la cuenta de que ese no era el rumbo que quería para mi persona, las cosas empezaron a mejorar.
-La mayoría de la gente opina que esta formación, con vos como guitarrista, es algo así como el dream team de los Chili Peppers...
-Para mí no. Creo que cuando estaban Slovack en guitarra y Jack Irons en batería eran increíbles. Es el edificio sobre el que se construyó la banda. Mi estilo es apenas una extensión de lo que aprendí de Hillel: a mí me tomaron porque sonaba más o menos parecido.
- ¿Por qué te fuiste y por qué volvés?
- Porque atravesé muchos cambios desde que entré al grupo a los 18 años y quería emular a gente como Marcele Duchamp y Leonardo Da Vinci, tipos que vivían por y para el arte, sin tener que responder a las responsabilidades de ser una estrella. Quería disfrutar la vida, estar con mi novia, crecer interiormente. Siendo una estrella, sentía que tenía un enemigo interior, que pude expulsar porque tuve la chance de pasar todo este tiempo haciendo nada, excepto encontrarme.

Un baterista es un baterista y salvo excepciones (Lars Ulrich) no suelen tomar decisiones en el rumbo de la banda que integran. En todo caso, Chad es el tercer (y definitivo) baterista en la historia de la banda (el primero fue un tal Cliff Martínez y el segundo Jack Irons) y es parte estable del cuarteto desde 1989. Lo suyo es esmerarse en eso de sostener el candente groove de los Red Hot Chili Peppers, por eso vamos a perdonarle que no sea un prodigio en geografía y que confunda, como tantos, Brasil con Argentina cuando ubica aquella única visita de la banda tocando en el festival Hollywood Rock con Nirvana (¿?). Te queremos igual Chad...
-¿Qué significó Dave Navarro para ustedes en el tiempo en que John estuvo fuera de la banda?
-Son tipos muy diferentes. Dave es una persona sorprendente y un gran guitarrista, pero completamente diferente. Donde Navarro impone ese sonido apocalíptico, casi tridimensional, John toca menos notas, es más crudo y minimalista, tiene como un estilo Zen. No es mi especialidad hacer comparaciones, pero siento que John se siente más cercano al espíritu de los Red Hot Chili Peppers.

Cuando era chiquito, los compañeros de juerga del papá de Anthony Kiedis se llamaban John Lennon y Alice Cooper. "Las novias de papá solían ir en ropa interior por la casa y yo pensaba: "Cómo puede tener un niño tanta suerte". El cantante y fundador (junto a su fiel amigo Flea) de los Red Hot Chili Peppers es un tipo de voz grave, "experto en mujeres" como lo define Chad Smith y responsable de que vos o muchos de tus amigos se hayan comprado una bermuda, tatuado y dejado el pelo largo. Forma parte de aquella larga fila de rockers (de la que Keith Richards es miembro vitalicio) a los que, a pesar de no haber combatido en ninguna guerra, se llama sobrevivientes. De un tiempo a esta parte y de tanto en tanto, Kiedis habla de estar definitivamente limpio de drogas para, al poco tiempo, admitir que "ahora sí estoy desenganchado."
-En la canción Californication hay una línea dedicada a Kurt Cobain. ¿Tuviste alguna vez miedo de jugar en su equipo?
-Es sólo una cita, un recuerdo para él. La canción habla del modo en que California afecta a la gente, para bien y para mal. Creo que tener miedo es algo que te demanda mucha energía como para gastarlo en ese sentimiento. Si me pudo haber sucedido terminar como él que es algo distinto.
-¿Qué es lo que le puede aportar esta versión 99 de los Chili Peppers al panorama actual del rock?
-Sorpresa, pasión, fuego. Nuestra visión de lo que puede ser la música cuando la falta de inspiración te hace refugiarte en un ejército de productores y botones. No quiero que me tomes como que soy la versión musical del hombre de Neanderthal, sólo que estoy harto de ver cómo se encumbra a ciertos artistas sólo porque hacen remixes y visten de segunda mano.
-Hay un tema del disco, Porcelain, en el que hablás de alguien que está desperdiciando su vida. ¿Es autobiográfica?
-Soy de la idea de que la gente tiene que escuchar las letras con la mente y el corazón abiertos, como si fueran el receptor femenino de algo masculino que vendría a ser la historia. En este caso, es la historia de una madre y su hijo, una madre que abusa de las drogas y debe ser franca con su pequeño hijo.
-¿Están listos para pasar a la década siguiente como un grupo de rock adulto?
-En California, al menos, se le dice adulto a todo lo que es una transición a la jubilación y creo que nos falta mucho para aquello: sacar un disco en vivo, un compilado de caras B, tener un escándalo por corrupción de menores y hacer un dúo con Elton John.

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